¿ Se ha convertido tu tableta en tu nueva niñera?
La escena es: una cafetería, una mesa, unos padres jóvenes y un hijo de unos 4 años. Los padres hablan e interrumpen la conversación para mirar sus teléfonos móviles. El pequeño juega con la tableta mientras saborea un trozo de pizza. Tras una hora de ocio, la familia ha intercambiado apenas palabra con su hijo. Tan sólo para solucionar algún problema relacionado con el funcionamiento de la tableta.
El acceso cada día más fácil a Internet y a los nuevos dispositivos que permiten que estemos conectados en cualquier lugar, ha tenido impacto en las relaciones sociales. Es difícil mantener una conversación con alguien sin ser interrumpido por un aviso, una llamada o un mensaje. Sobre todo, los más pequeños se convierten en auténticos fanáticos de las nuevas tecnologías. Pero ¿ Es esto realmente así o viene inducido por los padres? ¿ Por qué ya son muy pocos los que se atreven a hacer un viaje con sus pequeños sin un reproductor de DVD en el coche? ¿ Se está utilizando la tecnología para evitar que los niños nos » molesten»?
En la mayoría de los casos sí, y esto tienen sus consecuencias. El uso de dispositivos tecnológicos sin control ni supervisión por parte de los padres provoca que el pequeño acabe con dificultades para ser capaz de realizar una labor determinada durante un determinado periodo de tiempo. Además el uso irracional de la tecnología se traduce en un descenso en la capacidad de concentración, periodos de atención cortos e interumpidos, disminución de horas de sueño, de tiempo dedicado al deporte, sedentarismo, así como falta de contacto directo con las personas y desadaptación social.
No obstante también hay una parte positiva. El desarrollo evolutivo del niño junto con la tecnología le permite ser capaz de absorber rápidamente información, desarrollar actividades multitarea y navegar con fluidez.
En cualquier caso, todo es bueno en su correcta medida pero, para prevenir situaciones como la de la escena descrita anteriormente, es importante que los padres estén cerca de sus hijos y que el tiempo que compartan con ellos sea de calidad, que sean capaces de observarlos, de abrir el diálogo, fomentar actividades incompatibles con el uso de la tecnología y explicar la consecuencia de su uso en exceso.
En definitiva, el correcto uso de las nuevas tecnologías nos ahorrará en muchos casos el asilamiento, la ansiedad e irritabilidad que experimentan algunos niños, y no tan niños, cuando se ven incapaces de conectarse a la red.
Muy bueno, me encanta el concepto «tiempo de calidad».
Hola Juando,
Gracias por el comentario. Te espero en el próximo post. Hasta pronto!