¿ Alguna vez te has cruzado con personas que han montado un auténtico pollo cuando no tenían la más mínima razón? ¿ Te has tenido que enfrentar a discusiones o problemas en los que no has tenido nada que ver?
Comprobado, encontrarse con gente normal es cada vez más difícil. Es casi como encontrar una aguja en un pajar. En estos tiempos abundan lo personajes peculiares. Personas que, resumiendo, podríamos calificar como gilipollas y anormales. Pero, ¿ Sabemos exactamente qué son los gilipollas y los anormales?
Según la Real Academia Española la palabra anormal tiene dos acepciones cuando se refiere a personas. Un anormal puede entenderse como :
1.- persona cuyo desarrollo físico o intelectual es inferior al que corresponde a su edad.
2.- Adjetivo que hace referencia a que algo accidentalmente se halla fuera de su estado natural o de las condiciones que le son inherentes.
Por otra parte, la RAE define a los gilipollas con sinónimos como tonto y lelo. Unos términos que indican que estamos ante individuos con falta de razón, que padecen cierta deficiencia mental o que son pesados y molestos.
De estos dos especímenes, que se reproducen como las cucarachas, tenemos que ser un poco más benévolos con los anormales. Pueden ser personas que simplemente no han crecido al mismo ritmo al que lo hacía su cuerpo o que bien, por circunstancias de la vida han sufrido episodios que hacen que estén fuera de su estado natural. Quizá la anormalidad haya venido producida por una mala experiencia con la familia, la pareja, el trabajo….A pesar de que son menos peligrosos que los gilipollas hay que detectarlos a tiempo.
¿Qué síntomas representa un anormal?
Al anormal lo podrás detectar porque su conducta no se corresponde con el comportamiento ordinario de gente de su edad. Es decir, puede ser un adulto que se comporta como un niño, pero también personas que no saben cómo enfrentarse a situaciones, cómo resolverlas con elegancia o, cómo resolver un problema sin llegar a escurrir el bulto. Aquí podríamos englobar a los famosos adultkids, tema que ya ha sido tratado en este blog.
Los anormales también son aquellas personas que presentan un comportamiento incoherente. Es decir, un día quiero esto y otro no. Personas que no saben lo que hacen, lo que quieren, no aceptan con normalidad las dificultades que impone la vida …etc
Intentar lidiar con un anormal no es imposible pero no es tarea fácil. Hay que pensar que se está tratando con un individuo que tiene un cierto desorden en su mente y que sólo él va a poder corregirlo.
De anormal a gilipollas
Aunque hablamos de dos caracteres distintos, una persona anormal puede llegar a convertirse en gilipollas con cierta facilidad. Como habíamos apuntado anteriormente, los gilipollas son personas con falta de razón, con cierta deficiencia mental y además pesados y molestos. Cuando nos encontramos ante estos sujetos lo mejor es huir. Son personas con las que no se puede dialogar, no ven más allá de lo que ellos creen que es correcto y además presentan ciertos comportamientos compulsivos y repetitivos. Si al gilipollas le da porque tiene que salirse con la suya, lo intentará por activa y por pasiva hasta llegar al desquicie del que se encuentra cuerdo y equilibrado. No intentes que un gilipollas entre en razón porque jamás podrás conseguirlo. No ven más allá de sus principios, de sus creencias…Algunos llegan incluso a construir su propio mundo y a vivir dentro de su propia esfera. El anormal puede llegar a recuperarse pero el gilipollas jamás lo hará. No lo intentes con ellos con segundas oportunidades. Volverá a ser lo mismo.
Anormalidad y gilipollez incipientes: posibles causas
Sobreprotección familiar, demasiada influencia televisiva, virtualización vital… todas éstas pueden ser tan sólo algunas de las causas de la incipiente anormalidad y gilipollez que fluye por la sociedad actual. Lo que está claro es que para evitar padecer alguno de estos síntomas hay que enfrentarse a la vida, salir de las dificultades sólo, ser capaz de contemplar diferentes puntos de vista, darse la oportunidad para ser feliz, y ser conscientes de que podemos serlo incluso viviendo de otra manera que jamás habíamos pensado. En definitiva, tener experiencia vital.
No obstante, no todo es reversible. Hay personas que nacen con la anormalidad y la gilipollez innatas. Es decir son rasgos que forman parte de su personalidad. Son anormales y gilipollas que no se han hecho sino que han nacido con esas condiciones.
Cómo lidiar con gilipollas y anormales
Si no te queda más remedio que tratar con estos dos tipos de personas intenta hacerlo con la mayor diplomacia posible. No entres en discusiones. Asiente a todo lo que digan y luego haz lo que tu creas que tienes que hacer. En caso contrario, si tienes otra alternativa y puedes escapar, busca la vía rápida, sepárate de ellos cuanto antes. La vida es muy bonita y está para vivirla no para perder el tiempo con gente que no te suma sino que te resta.
FELIZ SEMANA