¿Celos@ del smartphone de tu novi@?

La expectación de las conversaciones a través de las nuevas tecnologías

La adicción a los dispositivos móviles desplaza a la conversación tradicional

Quedas con un amigo que hace tiempo que no ves y te das cuenta de que a él le interesa más una conversación de whatsapp que la tuya propia. Sales de viaje con alguien y observas que tu compañero pasa más tiempo colgando fotos en Facebook que contemplando el paisaje que tiene frente a sus narices. Tu pareja te ignora cuando salís a cenar porque tiene que atender apuestas deportivas en red.

En la mayoría de las ocasiones los celos hacía los teléfonos de última generación no son infundados, sino más bien, totalmente justificados. Y es que, no hay duda de que las nuevas tecnologías y las redes sociales le han restado protagonismo a nuestra presencia en vivo. La intriga que provoca la comunicación que obtenemos a través de Internet nos provoca una atención que las conversaciones en directo parecen ya no alcanzar

Las nuevas tecnologías permiten esconder nuestra personalidad y evitar enfrentarnos a los sentimientos de nuestro interlocutor

«Acabo de conocer a una persona por Facebook y es la bomba: guapa, atenta….» Lo he escuchado más de una vez y en el 95% de las ocasiones nada acaba siendo lo que parecía tan maravilloso en un principio. Desgraciadamente, en la mayoría de ocasiones en Internet nada es lo que parece. En general todos vendemos lo que nos interesa. El que es guapo vende su físico, el que viaja nos vende sus destinos, el que hace deporte sus esfuerzos y el que sale de fiesta sus locuras.

Cuando hablamos a través de un dispositivo electrónico: ordenador, tablet, teléfono…evitamos enfrentarnos a la comunicación no verbal, es decir, la postura del interlocutor, su tono de voz, su estado anímico, su cara, su mirada…. Son cosas que las nuevas tecnologías nos ahorran.

Los cobardes han encontrado su solución con este tipo de comunicación generada a través de la red de redes. Internet ha facilitado para muchos los despidos laborales, las rupturas sentimentales o incluso la forma de ligar. Ya no hay que acercarse a alguien que conoces más bien poco y preguntarle si le apetece tomar una copa contigo. Basta con enviarle un tweet o un mensaje privado de facebook y el acceso está garantizado.

Por otra parte, cuando generamos una conversación y no vemos a nuestro interlocutor empezamos a construir un mundo a su alrededor. Un mundo que generamos a través de lo que vamos percibiendo en una comunicación sesgada por la falta de feedback no verbal. No sabemos si la persona con la que hablamos está haciendo la colada mientras tanto, conduciendo, o lo que podría ser peor, siéndonos infieles y manteniendo otra conversación paralela.

Las nuevas tecnologías: una manera de evitarnos

Si las nuevas tecnologías y redes sociales han servido para conectarnos y dejar de estar tan aislados también nos han ayudado a conseguir todo lo contrario. Metros, trenes, autobuses….a la gente le cuesta mirarse a los ojos, sonrerir, decir buenos días. Las tablets, los reproductores de mp3, los smartphones…todo esto, también ha ayudado a apartanos del mundo real, a separarnos de aquella realidad que tenemos enfrente de nosotros.  Por otra parte, parece que cada vez es más difícil asistir a una reunión de amigos y no ser molestado por un whatsapp o ir a una cena sin que la comida sea fotografiada. Nunca antes los platos que todos los días hemos tenido delante de nuestros ojos habían adquirido tanto protagonismo.

¿Adicción a las nuevas tecnologías o falta de educación?

No hay duda de que todo esto de las redes sociales y de comunicarse a través de Internet crea auténtica adicción. Como experiencia personal puedo contar un caso que presencié hace poco tiempo. Un viaje a Portugal, país vecino y próximo pero con cobertura telefónica diferente a la española. La persona en cuestión estaba pendiente de un juego en red, en el cual tenía que hacer una apuesta antes de una determinada hora. El, llamémosle personaje, se quejó, pataleó, nos hizo estresarnos al resto…. todo porque no podía disponer de conexión a Internet en el justo momento en el que lo necesitaba. Pero, ¿ de verdad es esto realmente necesario? ¿Y qué hay de las reuniones con amigos y familiares? Resulta realmente difícil para algunas personas participar en una reunión con más gente. Quizá es por falta de habilidades sociales, ausencia de personalidad, timidez o sencillamente falta de educación. No hay nada más feo que estar en una reunión de amigos, que alguien te pregunte algo y que no obtenga tu respuesta porque simplemente estás más atento a tu teléfono movil que a todo lo que pasa a tu alrededor.

Desvirtualizarse es tan importante como estar virtualizado

Está claro que gracias a Internet tenemos ahora la oportunidad de acortar distancias, acercarnos a aquellas personas que están físicamente lejos de nosotros, trabajar desde nuestras casas. Pero tan importante es mantener el contacto on line como off line. Sólo desvirtualizándonos podemos disfrutar realmente de todo lo que nos ofrece este mundo. La posibilidad de sentir el calor de un amigo, el olor de nuestra pareja o incluso que nos den una colleja de cuando en cuando. Algo que a más de uno no le vendría nada mal para que de una vez, dejara de mirar la pantalla por un momento y contemplara todo lo que tiene a su alrededor.

Internet y el cambio en los hábitos de consumo

La nueva filosofía de consumo se basa en compartir

La nueva filosofía de consumo se basa en compartir

¿ Has pensado alguna vez cuántas cosas acumulas en tu casa sin darles uso? ¿ No crees que aunque tú no las utilices quizá alguien las esté buscando? ¿ Te has planteado cuánto dinero podrías ahorrar si compartieras el coche para ir al trabajo? ¿ Te gustaría probar la comida china en la casa de un ciudadano de Pekín? La solución a todas estas cuestiones está ya en Internet, en lo que se conoce como consumo colaborativo.

De la sociedad de consumo al consumo colaborativo

El consumo colaborativo es la manera tradicional de compartir, intercambiar, prestar, alquilar y regalar a través Internet y las redes sociales. Nunca antes había sido tan fácil compartir el coche con alguien que diariamente realiza el mismo trayecto que tú o encontrar una habitación libre en una casa particular justo en el sitio que estás deseando visitar por vacaciones.

Este nuevo movimiento supone un cambio cultural y económico en los hábitos de consumo. Se trata de dejar de comprar, de derrochar y de generar ingentes cantidades de residuos que acaban contaminando nuestro medio ambiente, para encontrar a través del mundo conectado que ha conseguido Internet,  aquello que nos hace falta. Se pasa de un consumo individualizado a uno en conjunto. Donde lo que tú tienes puede satisfacer mis necesidades en algún momento y viceversa.

¿ Cuándo aparece el consumo colaborativo? 

Aunque el término fue acuñado por primera vez por Ray Algar en 2007, es a partir de 2010 cuando empieza a hablarse de consumo colaborativo tras la publicación del libro What’s Mine Is Yours: The Rise of Collaborative Consumption de Rache Botsman y Roo Rogers. Tres años después, podemos encontrar muchos ejemplos de emprendedores que promueven la también llamada economía de la colaboración.

¿ Qué es lo que propone la economía colaborativa?

Éste nuevo modelo de consumo pretende romper con el modelo económico actual. Dejar una economía que es considerada insostenible,  donde la riqueza, el control y la producción están centralizados. El consumo colaborativo pretende sacar a la gente del asilamiento y hacerla partícipe de una economía colaborativa que permita a las personas  compartir bienes, coches, casas o cualquier otra cosa.

Una nueva filosofía de consumo

Con el consumo colaborativo todo lo que necesitas está a tu alcance.  A través de las nuevas tecnologías podemos intercambiar con todo el mundo y construir las bases para una sociedad basada en compartir. La felicidad ya no está en poseer un determinado producto sino en disfrutarlo cuando lo necesito.

El consumo colaborativo contra la obsolescencia programada

¿ Te has planteado alguna vez por qué tu móvil no dura más de dos años o por qué las bombillas tienen unas horas determinadas de vida? Lo explica perfectamente el documental: comprar, tirar, comprar. A este fenómeno se le llama obsolescencia programada. Apareció en los años 50 y con ello, la industria pretendía maximizar beneficios y generar empleo.  Y es que con la llegada de la producción en masa y la sociedad del consumo, los precios bajaron. Los empresarios alarmados por un posible descenso de beneficios decidieron poner fecha de caducidad a sus productos. Se decidió diseñar bienes perecederos y  eliminar del mercado aquellos que podían durar años y años y que se habían lanzado previamente. Se trata al fin y al cabo, de mantener el consumo activo a costa de una actividad éticamente cuestionable. Esto todavía sucede a día de hoy, nuevas versiones de dispositivos electrónicos, nuevos diseños de un mismo modelo de coche. Cambios que promueven la necesidad de consumir.

Con el consumo colaborativo se deja de lado la necesidad de comprar compulsivamente, de estar a la última incluso cuando no podemos permitírnoslo. Gracias a la economía conectada podemos usar el último grito en ordenadores cuando lo necesitemos, sin necesidad de desembolsar miles de euros para adquirirlo.

¿ Qué ha propiciado la economía compartida?

En primer lugar la posibilidad de estar conectados con todo el mundo. Las nuevas tecnologías nos facilitan la búsqueda de aquello que necesitamos, nos abren la puerta a contactar con alguien que vive en otro continente y hacen que la comunicación entre unos y otros sea posible.

Por otra parte, la actual crisis económica que atravesamos hace que muchas personas tengan que buscar alternativas para cubrir sus necesidades. A la mayoría de personas ya no les resulta tan fácil llegar a final de mes, por ello, son muchas las familias que intentan optimizar recursos. ¿ Por qué comprar un determinado artículo si lo voy a utilizar puntualmente y, además tengo la posibilidad de alquilarlo?

Por último y no menos importante, el compartir nos permite evitar el consumo abusivo de determinados productos y el almacenamiento de bienes inútiles en nuestras casas, con la consecuencia que esto tiene en el aumento de residuos que desechamos en nuestro medio ambiente.

El transporte es el rey del consumo colaborativo

Si hay un ganador en esto del consumo colaborativo, éste es el transporte.  Por ejemplo Blablacar o carpooling, te ofrece la posibilidad de viajar en coche compartido, Join Up Taxi la ventaja de compartir taxi. Son muchas las personas que ya optan por compartir trayecto con el fin de ahorrarse unos euros, evitar dolores de cabeza buscando aparcamiento y de paso contribuir con el medio ambiente. Por otra parte, si lo que te interesa es compartir plaza de aparcamiento puedes echar un vistazo a la web de compartirparquing.

Pero, hay otras opciones de consumo colaborativo, por ejemplo: para hacer turismo tienes las opciones de coachsurfing o airbnb.

Además, si estás de viaje pero te apetece comer como en casa , las posibilidades de compartir una experiencia social y gastronómica te las brinda eatwith y cookflat.

Pero, aún hay más. Si eres sociable y te gusta compartir actividades, Trip4real es tu web. Para objetos personales  que necesites en un momento determinado existe Alkiloo. E incluso si lo que te apetece es convertirte en un auténtico grumete tienes las opciones de salanavegar o boatbureau.

Éstos son tan sólo alguno de los ejemplos de consumo colaborativo que puedes encontrar a día de hoy en Internet.

Y es que, la influencia de Internet está provocando cambios tangibles en esta sociedad. Estamos pasando del aislamiento a la sociabilidad, de la censura al acceso libre de información y quizá de la filosofía de consumir a la de compartir.